domingo, 27 de abril de 2008

Sangre y furia


Las estrellas lucían en el cielo y la luna brillaba solo para mí. Con ropas negras vestía mi cuerpo prendido de lujuria que quería apagar a toda costa, pero sola….no podía. Sentada en el cementerio, encima de una lápida,.observaba las estrellas y la luna, eran como si me hablasen…..no pensaba en nada, tan solo bebía la media cerveza que tenía a mi lado y fumaba los cigarrillos que había comprado no hacía mucho. La cerveza recorría mi garganta frescamente, haciendo que mi cuerpo se enfriase con cada sorbo que daba y los cigarrillos hacían que me calmase…pues estaba a punto de perder los nervios. Decidí incorporarme a causa de un olor que penetraba mi nariz. Un olor que despertaba mi curiosidad, y que realzaba en mí la sonrisa de cazadora que tenía. Mirando al cielo y empezándome a reír, la luna fue la única testigo de aquella noche, pues lo que ocurría era que había encontrado una presa para saciar mi sed.

Intuitivamente seguí ese olor….ese olor a masculinidad, un olor que nunca había detectado y que normalmente los jóvenes de hoy en día no tenían. Era peculiar porque resaltaba entre el resto de olores que me rodeaban., humo, viento, tierra…sobresalía el primero ante todos los restantes. Siguiendo el rastro, me encontré en un antro de mala muerte donde los jóvenes que había, me miraban como si yo fuese la presa pero desgraciadamente se equivocaban pues allí estaba yo como cazadora…y allí cerca de mi estaba el hombre que expulsaba ese olor, el resto de los que estaban presentes eran insignificantes. Entonces me fije aun más….era la presa mas hermosa que nunca en mi vida había dispuesto a intentar cazar. Una maravilla…una obra de arte creada con la gracia y voluntad de dios. Su perfección al igual que su olor, despertaron mis sentidos e hicieron que estuviera mas ansiosa de clavarle mis agudos colmillos en su cuello. La presa a la que había seguido, se encontraba en la barra del local de mala muerte, sola, simplemente con una cerveza y mirando a mi alrededor, decidí observar en el caso de que alguien me pudiese molestar en mi intento de caza, cosa que me tranquilizo y me alegro, porque lo único que había en ese preciso momento eran niños borrachos cuyas tonterías no iban a impedir que la persona que tenia enfrente de mis ojos…fueran mi cena de esa noche.

Me acerque a el lenta y delicadamente….como si el fuese una figura de la mas cara porcelana que al mínimo toque se pudiese romper. Decidí dar a descubrir mi dulce aroma, entre mi pelo, mi cuerpo, mi aliento….todo mi ser para que mi preciosa presa supiese que yo estaba allí por el y que no tenia posibilidad de escapar de mi. Nuestras miradas se cruzaron y sin palabras….lo tenía comiendo de la palma de mi mano como un corderito sin pastor. Mis ojos expresaban perfectamente lo que quería, sentía y lo que era en aquel pequeño instante. Eso, mi presa no lo pudo resistir, y al igual que un niño se queda hipnotizado por un caramelo, me siguió hasta el cementerio donde yo procedía, en el cual mi lapida preferida esperaba por mi y donde podía mirar la luna sin que nadie me molestase. Decidí tumbarme delicadamente, exponiendo mi cuerpo a la hermosa luz de luna que había y haciendo que mi presa se muriese de la curiosidad. Este, decidió acercarse más y más a la cazadora que yacía tumbada relajada, sin tener ni idea de lo que realmente le esperaba. Mi hombre estaba tan en maravillado de mi cual pescador se queda embelesado por la voz de una sirena. Decidió acercarse…y en el momento oportuno, me abalance sobre el, haciendo que el quedase encima de mi lapida y yo encima de el haciéndole saber que no tenia escapatoria.
Con mis largos y finos dedos, le desabroche la camisa y le empecé a acariciarle desde el cuello hacia abajo donde su torso terminaba bloqueado a causa de un pantalón. Riéndome, sedienta y pasándome la lengua por lo labios….mi ultima visión fue la luna llena que alzaba sobre mi….Mis ojos…lo único que decían en ese momento hacia la único testigo que había….era el perdón….a la vez que mis colmillos crecían. Entonces mi lujuria y mi sed de sangre hiciesen que me abalanzase sobre su cuello rápidamente, incrustándole mis colmillos fuertemente para decirle que ahí estaba su final, que no tenía escapatoria alguna, pero que lo que iba a vivir sería una experiencia única e irrepetible. Sentía el mejor de los placeres, su sangre se fundía con la mía…que maravilla….que sabor…un sabor tan dulce como el agua de las uvas en otoño, Mi presa me miraba….me decía que le diese mas, que le diese mas de lo que el estaba sintiendo. Lo hice, pero no por su bien, si no por el mío propio.

Mi lengua empezó a recorrerlo por sitios que seguramente el desconocía. Su boca no se separaba de la mía en ningún momento a la vez que su lengua, apreciaba el dulce sabor de su propia sangre. Nuestras bocas eran una sola y mi cuerpo se fundía en la más grande llamarada de las pasiones. Sus manos empezaron a desnudarme rápidamente, sin pausa ni miedo alguno, y si lengua recorría mi cuerpo como si lo conociese al detalle, parándose por ejemplo en mis senos, y besándolos de tal manera como nunca nadie lo había echo, de la manera mas pasional que nunca había sentido. Mis gemidos llegaban a todas partes, no me importaba para nada que los muertos a mi alrededor se celasen por el placer que estaba sintiendo en aquel preciso momento. Mi presa hacia realmente lo que yo quería. Lo tenia bajo mi control como yo esperaba que fuese.

Desnudos los dos, nos amamos en la más pura de las pasiones jamás conocidas. Mi lengua lo saboreaba por cada rincón, no quería perderme ningún detalle de cada poro de su piel. Su miembro, era un alimento vital para mi lujuria, al cual le dedique el tiempo suficiente para hacerle saber que seria mío y de nadie más. Mi presa, llena de tanta locura, recorría con sus manos mi larga espalda y al llegar al fondo decidió pasarse a mi entre pierna, donde entre sofocos…yo lo esperaba. Se quedo mirando lo que tenia, como si supiese que seria la única vez que vería algo tan esplendoroso. De repente….lo sentí….su lengua se movía dentro de mi. Me sentía paralizada, su lengua me había paralizado cual serpiente de cascabel paraliza a su presa adquirida. Un cúmulo de sensaciones recorrían fuego…..no era fuego…si no el puro infierno dentro de mi cuerpo. Su lengua se deslizaba mas y mas rápido y sin que me diese cuenta…..me lleno….me lleno por completo…..haciendo que me estremeciera con aquella maravilla que tenia entre mis piernas.

Al cabo de unos minutos su boca fundía de nuevo con la mía a la vez que me penetraba con su gran miembro….y me di cuenta….que había ganado….había llevado a mi presa por el camino que yo quería. Sus movimientos eran rápidos y constantes….llenaban cada zona dentro de mi….nuestros gemidos se unían en uno solo y la luna me miraba celosa porque no podía tener lo que yo tenia en aquel instante. Mi presa me penetraba cada vez con mayor fuerza, yo lo sentía y quería mas….entonces….sin que el se percatase….me puse encima de el….y cabalgue cual jinete cabalga su jamelgo hacia su destino final. Lujuria….calor…..pasión….todo en una sola pieza. Lo que sentía en mi interior, no lo podía sentir una mujer normal, por mucho que su marido le fuese fiel.

Mi cuerpo estaba cerca del clímax…del clímax final…por segundo aumentaba mas mi excitación….hasta que lo sentí…sentí como mi presa se rendía ante mi…como me llenaba por completo….y en pleno momento mi grito de victoria resonaba en aquel cementerio. Victoriosa por la batalla que había ganado, observe a mi presa, la cual yacía muerta después de la guerra que había tenido contra mi. Yo, con la sonrisa entre los dientes y mi lengua limpiando los restos de sangre de mis afilados y queridos colmillos, mire hacia la luna y tras el espectáculo le pregunte…..Que me ofreces a mayores en esta noche amiga mía?
Bueno, deciros a los que leais este Blog, que el texto que habeis visto es de mi propia cosecha. Espero que os guste, puesto que con el tiempo ire subiendo mas en la rapidez que me deje mi imginación e inspiración. Hasta la proxima lectores.